Te invito a desterrar prejuicios,
a clausurar la imbécil retórica de la decencia oficial
a no tener en cuenta lo falso y pulcro de las moralinas,
a declarar ilícito el inamaculado sermón del deber ser.
Te invito a celebrar el estar vivos,
a no permitir que claudiquen y se pongan de rodillas los sueños,
a acordar que la vida es don sublime y no solo una migaja,
a no tener en cuenta la cobardía como opción válida,
a jugar a ser sólo y absolutamente nosotros ,
a no pensar en el después y en sus consecuencias.
Te invito a hacerle trampas al destino,
a infringir las leyes de los hipócritas apóstoles de la ética,
a prestar oídos tan solo a lo que sentimos y necesitamos,
a amar, entregándonos sin guardarnos nada, sin pudores ni dudas.
Te invito a que nuestras bocas exploren las mieles de algún fuego
a aceptar que ya no tenemos escapatoria,
que no existen las razones, las excusas dilatorias.
a decir basta; no más explicaciones vanas ni palabras confusas.
Te invito a no seguir aplazando lo que no tiene remedio,
aceptemos de una vez que toda la fuerza del universo está de nuestro lado,
que me buscas y te encuentro, que a pesar de los diferentes matices
este mundo, amigo mío, es el único que tenemos;
Te invito a vivirlo y disfrutarlo a nuestro modo
pero también a cuidarlo como lo que es:
Un Regalo Divino!
